domingo, 5 de febrero de 2012

¿Alopecia o Tricotilomanía?

La tricotilomanía es el comportamiento recurrente de arrancarse el propio cabello, y/o vello del cuerpo, por simple placer, gratificación o liberación de la tensión. Se trata de un hábito nervioso reversible

 La tricotilomanía  considerada un trastorno del control de los impulsos: “dificultad para resistir el impulso que es perjudicial en su efecto” .Criterios diagnósticos de tricotilomanía según DSM IV- TR

A- Arrancamiento del propio pelo de forma recurrente, que da lugar a una pérdida perceptible de pelo.
B- Sensación de tensión creciente inmediatamente antes del arrancamiento del pelo cuando se intenta resistir la práctica de ese comportamiento.
C- Bienestar, gratificación o liberación cuando se produce el arrancamiento del pelo.
D- La alteración no se explica mejor por la presencia de otro trastorno mental y no se debe a una enfermedad dermatológica.
E- La alteración causa malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo
Para efectuar el diagnóstico de tricotilomanía se tienen en cuenta las zonas calvas y se descarta la enfermedad dermatológica como la alopecia areata o la calvicie.
La causa se desconoce, pero se sabe que en los niños suele tener como disparador el estrés psicosocial (mudanzas, cambios bruscos en su entorno, diferentes vivencias traumáticas). Como en otras patologías, y desde el enfoque de la modificación de conducta, nos interesa estudiar qué variables sostienen esta alteración del comportamiento. En este sentido, la causa está en la historia de la conducta misma.
El hábito tricotilómano, al igual que el tartamudeo, los tics, el acto de morderse/comerse las uñas, es involuntario, siendo esta vivencia psicológica una de las más desagradables porque implica sentimientos de alienación y pérdida de control (por eso genera problemas de autoestima). Al dudar el sujeto de su propia eficacia (puesta a prueba en distintos intentos de controlar el impulso), se torna vulnerable a la adquisición de otros conflictos médicos y psiquiátricos.  Además de arrancarse el pelo y examinarlo, algunas personas también lo muerden, mientras que otras llegan a ingerirlo en forma de ovillo (tricofagia) pudiendo manifestarse dolor abdominal, anemia, hematemesis, náuseas y vómitos, obstrucción abdominal e incluso perforación-. 
El tratamiento farmacológico no arroja datos de eficacia a largo plazo. Sabemos que se han utilizados inhibidores de serotonina (por el compromiso del sistema serotoninérgico, dopaminérgico y opioide) pero no se conoce la eficacia de un fármaco en particular que señale su terapéutica de elección. En la tricotilomanía, los síntomas pueden reducirse con medicación, sin que por eso se elimine el trastorno, con la administración de antidepresivos como la fluoxetina.
Los siguientes procedimientos constituyen los pilares del Tratamiento de hábitos nerviosos, Azrin, 1987
  • Motivación: Se ayuda al examen y la comprensión acabada de los inconvenientes y dificultades que el hábito produce.
  • Conciencia: Como el hábito es prácticamente automático es preciso que el paciente sea sensible a los detalles y hábitos secundarios; generar consciencia implica conocer la especificidad de la conducta que va a modificarse.
  • Reacción de competencia: Es aquella que permite el control del hábito, consiste en el aprendizaje de una conducta incompatible con él.
  • Reacción correctiva: Se trata de la conducta que puede neutralizar el hábito mientras ocurre.
  • Reacción preventiva: El paciente realiza la reacción incompatible con el hábito cuando ya puede reconocer el impulso, se impide que el hábito sea iniciado venciendo la tentación de ejercerlo.
  • Comportamiento asociado: Este procedimiento permite reconocer aquellas conductas que están enlazadas al hábito pudiendo evitarlas (tocar una hebilla por ejemplo).
  • Situaciones que tienden al hábito: La toma de conciencia posibilita que muchas situaciones sean asumidas como “de riesgo”, practicándose en ellas la reacción de competencia sin ser sorprendidos por el hábito (hablar por teléfono, estudiar, ver TV, etc.)-. Varían en cada paciente, damos con ellas a partir de la evaluación en la primer fase de trabajo.
  • Entrenamiento en relajación: El paciente ejercita métodos de relajación para disipar su ansiedad cuando se siente nervioso o en situaciones proclives al hábito.
  • Apoyo social: El armado de un red social afectiva, por pequeña que sea, ayuda a cobrar conciencia del hábito, a no realizarlo, y a sentir más gratificación cuando este es eliminado por completo.
  • Práctica: Las distintas técnicas se ensayan hasta que se tornan automáticas.
  • Ensayo simbólico: La práctica imaginaria de distintas situaciones permite el afrontamiento del hábito con mayor eficacia.
  • Exhibición de la mejoría: Luego del proceso terapéutico se buscan distintas situaciones/actividades que antes se han evitado, se expone al paciente a ellas en forma deliberada para reforzar los logros e interiorizar los cambios.
  • Registro: Se llevará un registro diario donde sea medida la frecuencia del hábito y consten los progresos.
Según Azrin: “los factores que facilitan la aparición de los hábitos nerviosos son totalmente normales: imitar a otros, un problema médico que ya se ha corregido, práctica excesiva de un movimiento normal, falta de conciencia y el hecho de que los demás se abstengan de señalar la evidencia del hábito. Solo una circunstancia incidental parece determinar quiénes de entre nosotros adquirirán un hábito particular. El programa de tratamiento lo que logra es precisamente invertir estos factores, efecto de ello es la eliminación del hábito”. 


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