lunes, 20 de junio de 2011

Inteligencia emocional y social en la educación

   “El miedo fue el gran tema de mi escolaridad: su cerrojo. Y la urgencia del profesor en que me convertí fue curar el miedo de mis peores alumnos para hacer saltar el cerrojo, para  que el saber tuviera una posibilidad de pasar”     (Daniel Pennac)                           


La inteligencia  emocional es muy necesaria para educar y desarrollar el propio conocimiento y el de los demás, una ajustada visión de sí mismo y de los demás y una práctica en la toma de decisiones, en la asunción de responsabilidades, propias y en colectividad. 
Practicamos con la Inteligencia Intrapersonal cada vez que: 
El alumnado es requerido para hablar de si mismo y opinar, cuando escribe un diario personal o le pedimos una reflexión o una valoración. Cuando construye su  portofolio personal y le dejamos que trabaje de forma autónoma. Cuando le pedimos que se autoevalúe. 
Practicamos con la Inteligencia Interpersonal cada vez que: 
Animamos a comprender el punto de vista de la otra persona, a ponernos en su piel, a favorecer el trabajo en equipo y  en grupos cooperativos, a mediar en conflictos, a preparar una obra de teatro u organizar una fiesta o una salida en grupo, cuando incluimos actividades por parejas para conocimiento y relación con la otra persona. Cuando favorecemos y  alentamos la escucha del otro y la empatía. 




Durante un año, un equipo de televisión compartió las vivencias de una clase de primaria en Japón.
En este vídeo se aprecia qué importante es el aprendizaje social y emocional .


Los objetivos que se persiguen con la implantación de la Inteligencia Emocional en la escuela, serían los siguientes:
  1. Detectar casos de pobre desempeño en el área emocional.
  2. Conocer cuáles son las emociones y reconocerlas en los demás
  3. Clasificarlas: sentimientos, estados de ánimo...
  4. Modular y gestionar la emocionalidad.
  5. Desarrollar la tolerancia a las frustraciones diarias.
  6. prevenir el consumo de drogas y otras conductas de riesgo.
  7. Desarrollar la resiliencia
  8. Adoptar una actitud positiva ante la vida.
  9. Prevenir conflictos interpersonales
  10. Mejorar la calidad de vida escolar.
 Para conseguir esto se hace necesaria la figura de un nuevo tutor (con un perfil distinto al que estamos acostumbrados a ver normalmente) que aborde el proceso de manera eficaz para sí y para sus alumnos. Para ello es necesario que él mismo se convierta en modelo de equilibrio de afrontamiento emocional, de habilidades empáticas y de resolución serena, reflexiva y justa de los conflictos interpersonales, como fuente de aprendizaje vicario para sus alumnos.Aún nos queda mucho camino por recorrer, mi pregunta es cómo motivar a los profesores para que se formen y aprendan a enseñar de otra manera a la acostumbrada.

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