viernes, 15 de abril de 2011

LA PACIENCIA



Siempre podemos decidir como reaccionar. ¡Ah! Pero esto significa que tenemos que observarnos. Y eso, es un trabajo diario, una tarea de cada momento. Puede ser que estés trabajando en ese sentido. Y de repente te das cuenta que has dado un traspié, que te ha ganado la inconsciencia. "¡Pero si ésto yo lo sabía! ¿Otra vez caí en lo mismo?" No importa. Por experiencia sabemos que la observación de nosotros mismos se aprende, que el estado de alerta se consigue pasito a pasito. Hasta que nos vamos dando cuenta que cada vez más hay "alguien" muy seguro con, dentro, de nosotros, que dirige nuestros actos. Otras veces el estar conscientes nos advierte que vamos por un carril inapropiado, sin embargo seguimos al "abismo". Podemos ver que hay otra vía, la de dejar ir, no reaccionar, pero no lo hacemos. ¿Y luego? nos sentimos como un idiota con nosotros mismos. No importa. Reprimirnos no sirve, culparnos tampoco. Significa eso que no estábamos listos para tomar la decisión adecuada. Pero ya hubo un punto de atención, un semáforo en rojo y eso es la observación.

Si somos consecuentes, podemos estar seguros que cada vez más seremos conscientes de cada momento y actuaremos apropiadamente. Pero todo comienza, y sigue con la observación. Si no nos observamos, seremos como hojas llevadas por el viento.


Walter Risso - De regreso a casa

No hay comentarios:

Publicar un comentario