domingo, 28 de febrero de 2016

MIEDOS INFANTILES (II)

El miedo no es igual que una fobia o la ansiedad.  El miedo suele
ser una reacción para ponerse a salvo de un potencial peligro (por ejemplo cuando el niño está cerca de un perro suelto), la fobia se produce cuando no hay nada racional que justifique el temor.
La ansiedad va un paso más allá: es un temor que puede dispararse sin una causa concreta, que ni el propio afectado sabría describir con exactitud.
Decirles a los padres que no se preocupen si su hijo muestra alguna fobia, excepto cuando ese terror es desadaptativo o si con el paso del tiempo las fobias no van desapareciendo.


Consejos para hacerle frente al miedo
  • No reñirles
  •  No ridiculizarlos
  • Afrontar la fobia juntos
  •  Respirar relajadamente
  •  Pensar en cosas agradables
  •  Crear frases que pueden decirse en determinados momentos (“Soy valiente”)
  • El humor, la risa, la alegría son un buen recurso
  • Enseñarles a comprender la ansiedad
  • Evitar la palabra miedo en las conversaciones
  • Afrontar los miedos de forma gradual
  • Dibujar un termómetro (graduado del 1 al 10) que mida «grados de miedo»


Según la edad los miedos son diferentes:
0-2 años: ruidos fuertes, animales, extraños, heridas, y oscuridad.
3-5 años: separación de los padres, animales, oscuridad, daño físico y personas disfrazadas.
6-8 años: separación de los padres, animales, oscuridad, daño físico, seres imaginarios (brujas, fantasmas, monstruos…), tormentas, soledad, muerte y escuela.
9-12 años: animales, daño físico, escuela (exámenes, suspensos), aspecto físico, relaciones sociales y muerte.
13-18 años: escuela, aspecto físico, relaciones sociales y muerte.


  No hay que negar el miedo, es importante que el niño lo vea como algo natural que les pasa a todos. Poner palabras al miedo le ayudará a entenderlo


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