Cuando sufrimos la pérdida de un ser querido, toda la
familia sufre y cada persona lo vive de manera diferente, cuando no elaboramos
la pérdida de forma adecuada nos enfermamos psicológicamente.
Bowlby ya dijo en 1983 que hay tres variables que influyen
en el duelo patológico:
1.Características personales de la persona que sufrió la pérdida.
Aquí hay tres grupos de personas más
vulnerables:
·Las personas que establecen las relaciones
afectivas cargadas de ansiedad (apego ansioso)
· Las personas que establecen las relaciones
afectivas a través de cuidar compulsivamente de otros.
· Las personas que afirman de forma compulsiva su
independencia.
Estos tipos de personas suelen reaccionar con culpa y autocrítica por el suceso.
2. Experiencias infantiles de la persona que sufrió la pérdida.
3. Pensamiento cognitivo de la pérdida.
El duelo será más doloroso cuantas más reglas deban modificarse.
La terapia EMDR ayuda a procesar los obstáculos que impiden la expresión del dolor, favoreciendo una funcional narrativa en la experiencia de la pérdida.
La persona está sufriendo por un
almacenamiento disfuncional de la información. El EMDR no va acortar el proceso
del duelo sino que es una ayuda para que la persona elabore la pérdida.
Reconocer la perdida, reaccionar
a la separación, recordar y reexperimentar al difunto y la relación que se
tenía con él, renunciar a los viejos vínculos con el fallecido, reajustarse al
nuevo mundo de forma adaptativa sin olvidar el
anterior, son algunos de los objetivos que tratamos en terapia.
Mediante técnicas narrativas, uso
de rituales y la técnica EMDR se puede lograr, la expresión plena de
pensamientos y sentimientos relacionados con la pérdida.
Con frecuencia escucho: la
pérdida más dolorosa no es perder a la persona que querías sino que es perder a
la persona que eres.
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