A Freud le fascinaba el humor y
ya en 1905 escribió El Chiste y su relación con el inconsciente. Según Freud,
toda persona en su mente tiene pensamientos sexuales y agresivos, pero la
sociedad no nos permite vivir tales deseos. Por eso se esconden en lo profundo
del inconsciente y solo salen a la luz cuando nos equivocamos al hablar (los actos fallidos
freudianos) o en el sueño o en determinadas formas de psicoanálisis.
Freud decía que los chistes
constituyen una válvula de seguridad psicológica: impiden la desmesura de la presión de lo reprimido; son un modo de
manejar todo lo que nos causa un sentimiento de angustia.
Según el Instituto de Demascopia
de Allesnsbach, el 68% de los alemanes creen que se ríen de si mismos con una
frecuencia superior a la media. A tenor de las estadísticas, algunos se creen
más graciosos de lo que en realidad son. Para Eric Bressler, las mujeres encuentran
la imagen de un hombre más atractiva si cuentan historietas divertidas. El varón, por el contrario,
prefieren a las mujeres que se ríen de los chistes que él les cuenta antes que a
las mujeres que son de natural graciosas.
Una investigación reciente, la leche materna de mujeres que habían visto tiempos modernos de Chales Chaplin contiene más melatonina que las madres lactantes que no la han visto. Según el mismo estudio, la cantidad adicional de esta sustancia mensajera disminuye el riesgo de alergias en los niños de cinco a seis meses.
Laughter elevates the levels of Breast-milk melatonin, por H. klimata en Journal of psicosomatic research, vol.62
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